jueves, 3 de enero de 2013

Crónica de la 9ª Sant Silvestre de Tarragona

Después de escribir ayer la crónica de la Sant Silvestre de Hospitalet de l’Infant, hoy toca hacer lo propio con la de Tarragona del día siguiente y quiero empezar diciendo que después de perderme por lesión la del año pasado, me hacía especial ilusión volver a participar en esta carrera. Siempre es bonito despedir el año haciendo lo que más nos gusta y disfrutando del buen ambiente que se forma en este tipo de competiciones. Con esta, ya son cinco mis participaciones y desde el 2007 sólo me he perdido (obligado por las circunstancias) la del año pasado.

En esta 9ª edición el circuito sufría alguna que otra variación y los nueve kilómetros habituales se transformaban en siete, cosa que la haría todavía más rápida. Mi idea era rodar rápido pero sin pasarlo mal. Para despedir el año, me conformaba con terminar a un ritmo medio por debajo de 4’/km y más o menos así fue.

Como hacemos normalmente Arancha y yo cuando la carrera es en Tarragona, bajamos paseando tranquilamente para ahorrarnos problemas de aparcamiento. Con casi 1.500 participantes con sus respectivos acompañantes no es fácil encontrar un hueco donde aparcar. Unos treinta minutos antes del supuesto inicio de la carrera (digo supuesto porque la carrera se retrasó casi media hora a causa de un accidente de tráfico que tuvo lugar dentro del circuito) ya estabamos allí, donde nos teníamos que encontrar con mi hermano y César por un lado y con Óscar por otro. Una vez todos allí, tocaba dejar las cosas en el guarda ropa, calentar un poco e ir a colocarnos cada uno en un lugar adecuado. Mi hermano y yo nos fuimos lo mas adelante posible, César se encontró con gente del trabajo y se quedó con ellos y Arancha (que también iba a correr esta vez) y Óscar se quedaron prácticamente atrás del todo.

La salida, además de con retraso, fue caótica. Creo que de las peores que he vivido nunca y no por culpa de la organización (no creo que valga la pena poner cajones de salida en una carrera así), sino de muchos de los participantes que se colocaron en sitios que no corresponden a su nivel. Eso se tradujo en empujones, tropiezos, caídas, enfados, algún corredor que perdió una zapatilla y para ir a recuperarla corría a contracorriente... un desastre. Una vez más, quitando algún que otro empujón, lo superé bastante bien por suerte. Superada con éxito esta primera fase, ahora tocaba adelantar el mayor número de corredores posible hasta colocarnos en un sitio adecuado al ritmo que queríamos llevar. A pesar de pasarnos los primeros metros esquivando gente y haciendo quizás más metros de la cuenta, pasamos el primer kilómetro en 3’51”. A partir de ahí y con la sensación de haber perdido tiempo en la salida, aumentamos el ritmo y pasamos el segundo kilómetro en 3’35”. Entre el segundo y el tercer kilómetro y ya corriendo en dirección al faro, mi hermano empezó a despegarse un poco de mí. Entre que él se sentía bien y que yo no tenía ganas de sufrir más de la cuenta para intentar seguirle, se fue alejando unos metros. Yo seguí a lo mío. Como digo, no estaba dispuesto ni mentalizado para pasarlo mal en esta carrera y sólo quería mantener un ritmo alto a la par que cómodo. Así fueron pasando los kilómetros por el faro y por la playa del milagro (esa parte del recorrido no varió demasiado) entre 3’51”/km y 3’54”/km (casi como un reloj) y a falta de poco más de un kilómetro para llegar a meta aumenté un poco el ritmo (hice en 3’46” el séptimo) y terminé al sprint los últimos metros. Gran ambiente en la llegada y tiempo final de 27’06” aunque a mí me salieron 5” menos, quizás porque no hubo alfombra en la salida. Buen resultado y muy buena posición, llegando el 47º de 1475 corredores (resultados). Contento en general por como fue la carrera y por las sensaciones que tuve. Mi hermano terminó el 36º (26’32”), César el 111º (29’02”) y Arancha y Óscar los 1404º y 1405º con un tiempo de 49’22” (no está mal teniendo en cuenta que Arancha sólo corre muy de vez en cuando).

Ahora toca empezar el 2013 con más ganas de mejorar que nunca. Siento que este año he mejorado bastante y quiero seguir con esa evolución. Sé que no he llegado al límite y quiero más. Tengo claro que para conseguir esto además de un entrenamiento adecuado hacen falta ganas de dar siempre un poco más, de abandonar lo que se llama de zona de comodidad y de entrenar duro para lograr la mejor versión de uno mismo como deportista. En pocas palabras, acostumbrarse y tener la capacidad de sufrir tanto entrenando como compitiendo. Saber convivir con ese sentimiento con la certeza que mejorarás. A finales de 2013 espero poder escribir algo parecido y sentir que la progresión ha continuado y que sigo sin conformarme. Será buena señal. Veremos.

Esta vez, como Arancha también corrió, sólo tengo una foto de llegada a meta hecha por la organización. Aparte, dejo las que nos hicimos juntos al terminar. Dejo, como siempre, los datos del Garmin.






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